
Hay, en los ojos del monstruo que habita en nuestros oídos, algo que lo hace vulnerable al comentario de una improvisada.
Sin embargo el gigante es el guardián por excelencia de todo lo que creemos infinito al oído.
Basta con oír y remontarse a la tierra de los argonautas, con su perro y su diosa, con su caverna y sus mares, y el mar besando la isla, y la isla besando el continente.
Perro fiel, mujer del mundo, un solo dominio es tu dominio: y las cálices son desprolijas estatuas remendadas.
Sólo una mujer viajará en ese viaje, el olimpo se tragó el rastro de la diosa, y como la música, habrá de renacer cuando Cronos caiga en su propio hechizo. Es por eso que esta música que oigo, siempre llega a tiempo, siempre se oye desde algún lado.
Sin embargo el gigante es el guardián por excelencia de todo lo que creemos infinito al oído.
Basta con oír y remontarse a la tierra de los argonautas, con su perro y su diosa, con su caverna y sus mares, y el mar besando la isla, y la isla besando el continente.
Perro fiel, mujer del mundo, un solo dominio es tu dominio: y las cálices son desprolijas estatuas remendadas.
Sólo una mujer viajará en ese viaje, el olimpo se tragó el rastro de la diosa, y como la música, habrá de renacer cuando Cronos caiga en su propio hechizo. Es por eso que esta música que oigo, siempre llega a tiempo, siempre se oye desde algún lado.
Quilatera para Navío Argos.